En la publicidad digital, los vendedores utilizan con frecuencia las cookies del navegador, que actúan como identificadores únicos que se asignan a un usuario, lo que permite a las empresas de publicidad seguir su actividad en Internet. Las cookies también son conocidas por mantener la sesión en los sitios web, recordando las preferencias del sitio que se han establecido previamente, así como por proporcionarle contenido local relevante basado en su ubicación actual. El hecho de que se recopile y rastree tanta información dentro de las cookies de terceros ha provocado que los usuarios pidan un mayor control de su privacidad en los últimos años, lo que en última instancia ha llevado a los recientes cambios en materia de privacidad, como el Reglamento General de Protección de Datos (GDPR), puntualiza la Agencia Leovel.
Google hizo el anuncio el 14 de enero de 2020 de que sus cookies de terceros se eliminarán gradualmente y dejarán de ser rastreables para el año 2022. Lo que mucha gente pasa por alto es que Safari y Firefox ya han eliminado progresivamente el rastreo de cookies de terceros dentro de sus navegadores. La decisión de Chrome de eliminar gradualmente las cookies de terceros tendrá un impacto masivo en la forma en que los profesionales del marketing utilizarán las cookies en el futuro, ya que Chrome actualmente representa el 65% del tráfico total de los navegadores de escritorio y el 45% del tráfico móvil. El cambio de uso de datos de cookies de terceros a sólo poder utilizar datos de cookies de origen para dirigirse a los usuarios cambiará la publicidad tal como es hoy y moldeará el futuro de la forma en que implementamos la publicidad digital. La industria de la publicidad digital está en constante evolución, pero este cambio en la recopilación de datos de terceros tendrá un impacto masivo en la integridad de los datos que se utilizan para servir anuncios a las audiencias objetivo.
En la actualidad, el entorno de la publicidad digital que utiliza datos de cookies de terceros favorece a los editores y a los anunciantes, pero ha beneficiado poco a los consumidores. Las principales corporaciones de navegadores web que están implementando estos cambios piensan que los editores, los anunciantes y los clientes deben ser considerados iguales cuando se trata de recoger los datos de los usuarios. También creen que los clientes deben tener más control sobre la información personal a la que pueden acceder los editores y anunciantes. Se espera que la eliminación de las cookies de terceros reduzca los ingresos globales de los editores en un 50%, lo que tiene a muchos editores, que dependen de las cookies de terceros para dirigirse a los usuarios, en pánico.
Los anunciantes también se verán afectados al ver una disminución significativa del inventario digital disponible, lo que provocará un aumento de los costes y una disminución del alcance y la frecuencia generales del inventario restante disponible. La capacidad de atribuir las conversiones a lo largo del recorrido del cliente también se volverá más difícil, ya que las métricas de conversión de visualización desaparecerán por completo. Los profesionales del marketing digital tendrán que aplicar estrategias de medios adaptadas a su negocio (o a sus clientes), debido a esta disminución del inventario y al aumento del coste global del mismo. Muchos anunciantes especulan con que también se producirá un cambio en el presupuesto de las tácticas digitales «más antiguas» (es decir, la publicidad contextual, el retargeting tradicional, el seguimiento de llamadas de primera parte, etc.), así como una mayor personalización de la creatividad de los anuncios para que se integren en las ubicaciones del sitio web, en lugar de que la creatividad se personalice para el usuario individual.