La cirugía nasal o rinoplastia, tanto en hombres como en mujeres, es uno de los procedimientos habituales que realiza el especialista en cirugía plástica.
Hay varias motivos de la intervención:
Para mejorar la respiración (la técnica se denomina Septorrinoplatia), corrigiendo la desviación del tabique nasal ó cualquier otra patología. Para reparar traumatismos nasales resultantes de accidentes o actividades deportivas.
En la mayoría de los casos, se pretende cambiar el tamaño y forma de la nariz, para intentar adecuarla a los parámetros de belleza del paciente. Se trata de rinoplastias estéticas, que a veces también se combinan con los casos anteriores.
La intervención consiste básicamente en corregir el dorso ó giba nasal, la punta, la anchura de los huesos propios nasales, y en el acortamiento de la nariz. En cualquier caso, el resultado depende de la situación de la que se parte, y se debe mantener siempre la armonía con el conjunto de la cara.
El procedimiento quirúrgico se puede aplicar tanto con anestesia general como con anestesia local, bien por elección del paciente, ó por la costumbre del cirujano. No es imprescindible pasar la noche en el hospital.
Tras la intervención se coloca una férula de yeso que se mantendrá durante siete días, y un taponamiento nasal, que se mantendrá durante 48 horas para evitar hemorragias y sangrado innecesario. Es frecuente la formación de hematomas ó edemas que se resuelven en 15 ó 20 días. Después el paciente ya podrá hacer una vida normal.
Resultados
No es de extrañar la popularidad de estas intervenciones, pues la visibilidad de la nariz afecta decididamente a la presencia facial del paciente, siendo esto más acusado en la mujer. Si se marcan objetivos prudentes, la mejora se consigue y el paciente puede mejorar en un alto grado la confianza en sus relaciones personales.